En «El show de Silvio», Blanca nos cuenta su problema: era una niña adicta a la televisión. Cuando quiere un televisor más grande, lo pide como deseo a su madrina la bruja Taruja. Cuando lo consigue, Blanca no quiere salir a jugar con sus amigos y termina por engordar como pelota, más sola que nunca. Blanca y la pantalla embrujada solo necesita niños y niñas, jóvenes y adultos a los que les guste actuar y también cantar, que quieran aprender y pasar un momento entretenido experimentando la magia del teatro.
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